Receta de pizza con base casera

PIZZA CON BASE CASERA

Descubre cómo hacer una deliciosa pizza con base casera: más sabor, ingredientes naturales y una experiencia culinaria única desde cero.

Descubrir el sabor auténtico empieza por la base, y no hay nada como una pizza con base casera para lograrlo. Esta preparación no solo garantiza una textura crujiente y esponjosa, sino que también permite personalizarla al gusto, desde el grosor hasta los ingredientes.

Además, al hacer la masa en casa, se controla la calidad de cada elemento. A diferencia de las bases industriales, que suelen llevar aditivos, la base casera puede prepararse con harina, agua, levadura, aceite y sal, sin nada más. Así, resulta más saludable y natural.

Por otro lado, la pizza con base casera se adapta fácilmente a dietas y preferencias: integral, sin gluten, con hierbas o especias. La cocina se convierte en un espacio creativo donde experimentar con nuevos sabores y texturas.

Asimismo, este tipo de preparación fomenta el disfrute en familia o con amigos. Amasar, extender y elegir los ingredientes juntos convierte la comida en una experiencia compartida, mucho más que un simple plato rápido.

En resumen, optar por una pizza con base casera no solo mejora el sabor, sino que transforma toda la experiencia culinaria. Desde la preparación hasta el último bocado, todo es más auténtico, saludable y placentero.

INGREDIENTES  DE LA RECETA

Para la base

  • 200 gr de harina de trigo
  • 120 ml de agua tibia
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 1/2 cucharadita de azúcar
  • 4 gr de levadura de panadería
  • 1 cucharada sopera de aceite de oliva

Para el topin (opcional)

  • Tomate triturado
  • Orégano
  • Sal
  • Queso mozzarella
  • Bacon
  • Salchichas
  • Champiñones

PREPARACIÓN  DE LA PIZZA CON BASE CASERA

Con esta receta, conseguimos una base intermedia, ni fina, ni gruesa, tamaño mediana y adecuada para casi todos los hornos que hay en las casas.

Por lo tanto, siguiendo las medidas de esta receta, no deberíamos tener problemas, para conseguir una base adecuada a nuestra bandeja de horno.

En un bol ponemos la harina, hacemos tres agujeros separados, en uno ponemos la sal, en otro la azúcar y en el último la levadura.  

Añadimos el agua tibia, debe estar calentita, pero sin llegar a quemar.

Para ello, nos podemos ayudar de unos segundos de microondas.

Mezclamos bien con una paleta, hasta que no podamos continuar, entonces lo haremos con las manos, hasta obtener una mezcla suave.

Le ponemos el aceite de oliva y seguimos amasando hasta que se integre por completo.

Ponemos nuestra masa en el bol, tapamos con un trapo o papel de plástico y dejamos fermentar durante una hora o hasta que duplique su tamaño.

El tiempo va a depender de la temperatura ambiente. 

Cuando esté, volveremos a amasar unos minutos y colocamos en el bol media hora más.

En una superficie lisa y enharinada, estiramos nuestra base con las manos o bien, con la ayuda de un rodillo.

Colocamos sobre papel encerado en nuestra bandeja del horno.

Ponemos los ingredientes según el orden que se indican en el topin o bien los de nuestra elección.

Metemos en el horno precalentado a 250° C hasta que se dore, entre 10 y 15 minutos.


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